Recuerda que el mejor lugar para atender a los pacientes es en la consulta.
El mejor profesor es el paciente.
El mejor libro es el que sale de su boca.
El mejor remedio está en él.
Y la enfermedad es lo que mejor lo cuidaba, hasta que te conoció.
Respeta todo eso.
La consulta.
El paciente.
Sus palabras.
Su enfermedad.
Y te curarás de tu necesidad de cuidar, de llenar tu vacío.
Vale más escuchar que hablar demasiado, vale más ser curioso que demasiado seguro de uno mismo.
Porque, muy a menudo, el cuidador se cuida poniendo enfermo al otro.
Tienes que saber que no sabes nada y lo sabrás todo.
Tomado del libro "El cuerpo como herramienta de curación" de Cristhian Fleche
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